domingo, 15 de febrero de 2015

Más adictivo que la droga (After, en mil pedazos #2)

Tessa se acaba de despertar de un sueño. Es consciente de que era demasiado bonito para ser cierto...¿Es posible volver a sonreír cuando todo acaba? Ella y Hardin parecía hechos el uno para el otro, como dos almas gemelas, pero él lo ha roto todo en mil pedazos. ¿Cómo ha podido ser tan ingenua? Después de lo que ha hecho, Hardin deberá luchar como nunca para recuperarla. ¿Estará preparado? ¿Se puede perdonar todo? 


Tras el drástico final que nos presentó Anna Todd en la primera parte de After, en su continuación sigue el tira y afloja entre Hardin y Tessa. Algo que resalta es que no solo conocemos el punto de vista de Tessa, sino que en esta segunda parte la autora a incluido algunos capítulos narrados por Hardin. 

Después de la apuñalada que sufre Tessa tras descubrir una de las mayores mentiras de Hardin, se refugia en la casa de Ladon, junto a la familia de Hardin, que ahora también siente casi como propia. Desde allí podrá poner en fila sus sentimientos y enfrentarse a la figura de Hardin, aunque no siempre saldrá ganado. 

Ya lo mencioné en la reseña de After, Hardin me cae mal, y en este libro mi odio sigue aumentando. Anna Todd deja al descubierto el pasado de Hardin y todo la caca que emerge de él. Me ha gustado mucho saber por fin en origen de su carácter y gracias a ello lo comprendo mejor, pero aun así le sigo odiando. Por otro lado tenemos a Tessa, según avanza la novela somos testigos de su evolución. Se vuelve más madura, ya no esta tan ciega por los tatuajes de Hardin, aunque alguna que otra vez son su perdición. La vemos pensar en ella lo primero y aventurarse en cosas nuevas que pueden que cambien su vida. 

Por líneas generales este libro sigue la trama del anterior, las idas y vueltas de la relación de Hardin y Tessa y todo lo que hay a su alrededor, como amistades, secretos o familia. Además sigue conservando esa chispa que hace que necesites una dosis diaria. 

Necesito leer el tercer libro pero creo que haré un pause, he quedado un poco saturada de amorios universitarios complicados.


                              Reseña             











viernes, 6 de febrero de 2015

Que no estaba muerta, que estaba de parranda (Si decido quedarme)


Mia tiene diecisiete años, un hermano pequeño de ocho, un padre músico y el donde de tocar el chelo como los ángeles. Muy pronto se examinará para entrar en la prestigiosa escuela Juilliard, en Nueva York, y, si la admiten, deberá dejarlo todo: su ciudad, su familia, su novio y sus amigas. Aunque el chelo es su pasión, la decisión la inquieta desde hace semanas. Una mañana de febrero, la ciudad se levanta con un manto de nieve y las escuelas cierran. La joven y su familia aprovechan el asueto inesperado para salir de excursión en coche. Es un día perfecto, están relajados, escuchando música y charlando. Pero en un instante todo cambia. Un terrible accidente deja a Mia malherida e la cama de n hospital. Mientras su cuerpo se debate entre la vida y la muerte, la joven ha de elegir si desea seguir adelante. Y esa decisión es lo único que importa.


Aunque pueda parecer una novela breve, la autora consigue crear unos personajes muy completos y una buena historia con un inicio, problema y un desenlace. La novela no esta dividida en capítulos, sino en horas, empieza una mañana (antes del accidente) y termina a la mañana siguiente.

La novela cuenta la vida de Mia, antes y durante un accidente de tráfico que tiene junto a sus padres y su hermano pequeño. Mia descucbre que es un fantasma y se dedica a estar junto a su cuerpor en coma en un hospital arropada por sus familiares y amigos. Esta historia esta llena de pequeñas historias que surgen de Mia al recordar distintos momentos que ha pasado junto a sus seres queridos en los últimos años, como la primera cita con Adam o el primer recital de chelo que dió. A su vez esta enfrascada en la difícil decisión de vivir o morir. Cada cosa que ocurra y que recuerde será un argumento para seguir luchando o rendirse. 

El gran aspecto por el que destaca para mi esta historian son los personajes, todos y cada unos de ellos son completamente distintos y muy fácil de identificarlos. Mi favorito han sido los padres de Mia, me encanta como les describe y los diálogos que tienen con la protagonista, son unos niños que tienen hijos... más o menos. Aunque ya son adultos, con una casa, un trabajo y dos hijos, siguen manteniendo el espíritu de jóvenes rebeldes. 
Por otro lado tenemos a la protagonista, Mia, es una joven que se siente poco integrada en la familia, ya que todos son rokeros mientras que ella es una amante del chelo y la música clásica, aun así Mia sabe que su familia la quiere. 

Gracias a los recuerdos de Mia averiguamos como es ella, su familia y todo lo que la rodea. Podemos conocer mejor a todos los personajes que desfilan por el hospital, como a sus abuelos o amigos. Uno de mis recuerdos favoritos es una pequeña barbacoa improvisada que hacen Mia y su familia, invitando a todo el mundo, pero el mejor momento fue cuando todos se ponen a tocar y Mia acompaña con el chelo. Tenía miedo de como plasmarían esta escena en la película pero reconozco que me enamoró, sin duda alguna la consiguieron plasmar perfectamente, reconozco que no deje de sonreír mientras la veía. Otra escena que difícilmente voy a olvidar es cuando su abuelo se queda a solas con ella en el hospital, es simplemente genial y no pude reprimir alguna lagrima. 

Simplemente esta novela es genial y, por lo menos a mi, igual se te escapa alguna lágrima. Llena de díalogos con chispa y humor y con personajes increíbles. Por lo que he leído la segunda parte es mucho mejor, así que espero conseguirla en nada.


                                                                Reseña





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