En la vida de Meghan siempre había habido algo extraño, desde que su padre desapareció cuando ella tenía seis años. Nunca había encajado en la escuela ni en casa. Cuando un siniestro desconocido comenzó a observarla desde lejos y su mejor amigo se convirtió en su inseparable guardián, Meghan presintió que su vida iba a dar un vuelco. Pero jamás habría imaginado la verdad: que era hija de un mítico rey del mundo de los duendes y las hadas y que, inmersa en una guerra implacable en la que era un peón de ambos bandos, tendría que descubrir hasta donde estaba dispuesta a llegar para salvar a quien amaba, atajar un mal misterioso al que ninguna criatura mágica osaba enfrentarse... y descubrir el amor con un joven príncipe que quizá prefiriera verla muerta a permitir que tocara su corazón helado.
Esta novela es la primera parte de una saga de cuatro libros, El Rey de Hierro, narra la historia de Meg, una joven que descubre que no es una humana del todo normal. Su padre desapareció cuando era una niña y su mejor amigo se convertirá en su mejor escudero. Meg tendrá que viajar a un mundo fantástico lleno de seres de cuentos, como elfos o enanos, en busca de su hermano pequeño.
Como primera parte de una saga la autora nos introduce poco a poco en el Nuncajmás,vamos conociendo este mundo a la vez que Meg y avanzamos con ella en la trama. Aunque sea un libro bastante introductorio tiene un ritmo muy ágil, donde continuamente están pasando cosas, aunque para mi gusto algunas escenas pasaban muy rápido, como alguna pequeña batalla, en la que me costó un par de líneas situarme, aunque la escena requería cierto desorden.
Dentro de los personajes que nos presenta Julie Kagawa los humanos no me llamaron mucho la atención, Meg es el único humano que conocemos a lo largo de la novela, ya que los demás son pasajeros. De la protagonista lo que más me gustó fue el sentimiento de seguir adelante pese a todo, y el motivo por el cual nunca se rendía, aunque me frustraba el hecho de que a veces era muy cerrada de mente y huía a su burbuja mental, al menos a lo largo del trama Meg va adaptándose a esta nueva situación.
En este libro los personajes fantásticos toman el protagonismo. A lo largo de la historia se nos presentan numerosos tipos de seres, del que se nos da una pequeña descripción, pero la autora se centra en par de ellos. Los más impresionantes para mi fueron los elfos de la corte Opalia, que me recordaron mucho a los de El Señor de los Anillos por el porte regio y el modelo físico, pero salvando las distancias. Por otro lado tenemos a la corte de Invierno, de la que me declaro fan, sobretodo de la reina Mab, eso de que puedan manejar el hielo me atrae demasiado, además en mi opinión creo que tienen un corazón más cálido que sus rivales elfos.
También tenemos otros seres como Puk, el fiel guardaespaldas de Meg, al principio me gustaba, es un personaje con un carácter pícaro que aporta un punto de vista divertido a numerosas situaciones y con una vida pasada muy interesante, pero al cabo de un par de capítulos me empezó a aburrir mucho y poco a poco comencé a cogerle un poco de manía, aunque tengo esperanza en que en los siguientes libros vuelva a quererlo, es un personaje que merece la pena.
Sin duda alguna mi personaje favorito de la novela fue Grimalkin, ese gato me robó el corazón. Me recordó muchísimo al gato de Alicia en el País de las Maravillas, en mi cabeza tenía la misma apariencia. Es un personaje arisco, que busca casi siempre sacar algo a cambio y desaparece y aparece a su antojo. Es bastante opuesto a Puk, y cuando estaban juntos hacían una pareja más que curiosa. Lo malo es que no puedo hablar de él sin hacer spoiler.
Esta novela se mueve por dos escenarios principales, el mundo real y el Nuncajamás, donde el avance de la tecnología lo está matando lentamente y pone en riesgo la supervivencia de los seres fantásticos que habitan en él. En mi humilde opinión he interpretado este contexto como una llamada; la tecnología que tenemos actualmente a nuestro alcance nos está volviendo cada vez más lógicos, perdiendo el interés por las cosas irracionales o la magia. En cierta medida Julie Kagawa tiene bastante razón, ahora los niños más pequeños juegan con los móviles o tablets antes que con un muñeco, aunque no creo que estemos en un punto muy crítico de esta situación, pero no por ello merece menos nuestra atención.
La autora crea dos historias dentro de la novela, una es la relacionada con nuestra protagonista Meg y la "secundaria" pero que para mi tiene más importancia sería la relacionada con lo ya mencionado, la lucha entre la lógica y la tecnología contra la imaginación y la naturaleza.
En resumen, es una novela que consigue presentarnos un mundo y a unos personajes, nos da unas pequeñas pinceladas a todo y deja un boceto que se irá completando con las siguientes novelas. Mantiene un ritmo ágil a lo largo de toda la novela y la acción no disminuye a lo largo del libro, salvo en algunas partes pero aun así sus páginas te atraparán. ¿Vosotros que pensáis de mi pequeña teoría de la lógica contra la imaginación?
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